Por
Carolina Vásquez Araya Periodista Chilena Radicada en Ecuador
Mirar hacia la calle desde la ventana, una parte de esta rutina recién adquirida
6 de la mañana: Me
despiertan la Pelusa y la Mimi algo impacientes y mirándome directo a los ojos,
en espera de una señal de vida para comenzar a mover la cola y saltar de la
cama. Sé muy bien que podría quedarme entre las sábanas porque no hay planes
para hoy. De hecho, hace más de 6 semanas que no hay planes para el día; pero igual,
con una persistencia encomiable, he insistido en darle un sentido positivo al
encierro creando pequeños desafíos domésticos. Aunque agradecida por el
privilegio de tener un techo y comida suficiente -mucho más que millones de
personas cuyo día se inicia con el estómago vacío, en la incertidumbre y la necesidad-
no puedo dejar de mirar con desconfianza al futuro inmediato.